El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el austriaco Volker Türk, reconoció públicamente en el marco de la Conferencia sobre drogas Dealing with Drugs, celebrada el pasado mes de diciembre en Varsovia, el fracaso de la estrategia global de prohibición de drogas.
En una declaración contundente, afirmó "que esta política ha sido un absoluto fracaso y que ha destruido innumerables vidas y dañado comunidades enteras".
Carpetazo a un modelo que perpetúa el daño
Durante décadas, la llamada “guerra contra las drogas” ha priorizado la represión y la penalización sobre la salud pública y los derechos humanos. Este enfoque ha llevado a la criminalización de personas usuarias, al hacinamiento carcelario y la estigmatización social, sin lograr una reducción significativa en el consumo o el tráfico de dichas sustancias.
Además, recientemente en un informe global sobre las drogas, se informa que el consumo sigue aumentando pese a que los gobiernos se gastan más de 100.000 millones de dólares anuales en estas políticas prohibicionistas y de guerra contra las drogas.
Según un informe de Amnistía Internacional, el 42% de las penas de muerte en el mundo están relacionadas con el narcotráfico.
Similar tesis mantiene la Comisión Global de Política de Drogas, integrada por exmandatarios de países como Brasil, Colombia, Nueva Zelanda, Grecia o Polonia. Y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga que aprobó en marzo, con un inédito consenso y el voto favorable de España, explorar un nuevo sistema de fiscalización internacional de las sustancias consideradas estupefacientes, propuesta que tan solo rechazaron los EE. UU. de Trump, la Rusia de Putin y la Argentina de Milei.
Hacia un enfoque más humano y eficaz
Ante este panorama, la ONU y diversas organizaciones internacionales abogan por un cambio de paradigma. Se propone adoptar políticas centradas en la salud pública, la reducción de daños/riesgos y el respeto a los derechos humanos.
Este enfoque busca tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud, no de criminalidad, y promover la inclusión social de las personas afectadas.
Un elemento clave de la reforma, declaró Volker Türk, es la despenalización.