Ya conocemos cómo actúan los cannabinoides en el organismo y cuáles son las principales aplicaciones terapéuticas de estos. ¿Afrontará de una vez por todas el gobierno español la regulación integral o seguirá mirando para otro lado?
Han transcurrido más de cuarenta años Desde que los Países Bajos regularon el uso recreativo del cannabis, proceso al que hace unos pocos años se han sumado Uruguay, Canadá y una decena de estados de EE.UU.
Por otro lado, hace unos veinte años se implementaron en California y otros estados de EE. UU., así como en Canadá, los primeros programas de dispensación de cannabis medicinal en el mundo, a los cuales han seguido muchos otros países como: Israel, Uruguay, Alemania, Italia, Colombia, los Países Bajos…
Durante estos últimos años se han ido produciendo en diversos puntos del planeta más avances en la aprobación del uso terapéutico del cannabis y también, aunque tímidamente, en la despenalización de su uso recreativo. Todo ello vuelve a traer a la opinión pública de nuestro país la ya sempiterna pregunta de: “¿Para cuándo la regulación integral del cannabis en España?”.
El cannabis se ha empleado medicinal, ritual y recreativamente desde hace al menos cinco milenios. Varios países lo han regulado ya. ¿Para cuándo España?
El cannabis se ha empleado medicinal, ritual y recreativamente desde hace al menos cinco milenios. Sin embargo, los aspectos precisos de cómo actúan en nuestro organismo sus componentes activos (los cannabinoides) no se dilucidaron hasta los años 90 del siglo pasado. Desde entonces, y a pesar de las engorrosas restricciones legales para obtener, manipular, prescribir y dispensar derivados del cannabis, la investigación científico-clínica sobre los cannabinoides ha experimentado un auge espectacular, gracias al cual hoy en día conocemos cómo actúan estos compuestos en el organismo y cuáles son sus principales aplicaciones terapéuticas.
Además, no debemos olvidar que la salud no se limita ni mucho menos a la mera “ausencia de enfermedad o daño”, y tal como sostiene la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), va mucho más allá e implica un equilibrio complejo e integrador entre, al menos, las dos caras de nuestra individualidad el cuerpo y la mente, “Mens sana in corpore sano”.
MÁS INFORMACIÓN Y CALIDAD DE VIDA
Bajo esta visión holística de la salud, el cannabis, con un empleo responsable, posee numerosas propiedades terapéuticas y lúdicas que permiten a los usuarios disfrutar de una mejor calidad general de vida.
Dejémonos de tonterías: ¿quién se atrevería a rebatir que uno es mucho más feliz si puede, por ejemplo, disminuir el estrés, conciliar el sueño, olvidar sus problemas, reír a carcajadas, elevar su estado de ánimo, gozar del sexo o deleitarse con la música? Ciertamente, existen muy diversas vías para tratar de coronar esas cimas del bienestar, pero entre ellas está procurarse de cuando en cuando una ayudita con el cannabis.
¿Quién se atrevería a rebatir que uno es más feliz si puede disminuir el estrés, conciliar el sueño, olvidar sus problemas, reír a carcajadas o elevar su estado de ánimo?